Rosario Orrego (1831-1879)
fue la primera periodista, novelista y académica de Chile y su biografía está
poblada por acontecimientos memorables.
Nacida en Copiapó y establecida luego
en Valparaíso, fundó una revista y publicó sus poemas y relatos en pleno siglo
XIX, cuando ese territorio permanecía virtualmente clausurado para las mujeres.
Murió el 21 de mayo de 1879, precisamente el mismo día en que su hijo Luis, al
que dedicó algunos de sus más desgarrados versos, caía junto a la Esmeralda en
el Combate Naval de Iquique.
Aunque su nombre sigue siendo casi desconocido en Chile, su obra ha sido
recuperada en antologías y ediciones recientes y Aula Records acaba de sumarse a esa revalorización con
una nueva publicación: Fragmentos de Rosario, ya disponible en formato digital y en una edición
limitada en vinilo.
El disco fue grabado por el Cuarteto Vila, integrado por Lucía Ocaranza
(violín), María Fernanda Morris (violín), Daluz Sepúlveda (viola) y Violeta
Mura (violoncello), y es el primer registro de una partitura que Manuel Bustamante (1994)
firmó hace cinco años. “Rosario Orrego me llamó la atención por su
escritura visceral y directa.
Había ahí un concepto similar entre la escritura
y la música que yo buscaba hacer”, explica el compositor, formado en la
Universidad Católica y hoy establecido en Barcelona, donde sigue estudios en la
Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc). Recientemente, su música ha
sido interpretada por la Orquesta de Cámara de Chile, la Sinfónica de la
Universidad de La Serena y el Solístico de Santiago, entre otras
agrupaciones.
Fragmentos de Rosario está
dividido en tres movimientos, cada uno de ellos vinculados con poemas de versos
desolados y títulos Así quiero morir”, “A Luis” y “Plegaria”. “En general, es
una música que tiene esta visceralidad como fuente. Si bien hay momentos de
alivio, el arco de la obra es bastante tenso, desde el principio hasta el
final, sobre todo en el último movimiento, donde ya hay una cuestión frenética,
entregada y potente”, describe el compositor.
Bustamante ya había escrito otro cuarteto de cuerdas titulado Senderos (2017),
que le valió una nominación a los Premios Pulsar, y considera que “es
un formato muy especial porque te permite mucha versatilidad y es muy
colaborativo e íntimo.
Eso se nota muchísimo con el Cuarteto Vila,
que tiene una complicidad brutal. Al tocar, las chicas se comunican con una
pasión y una química maravillosa y eso se refleja en el resultado
interpretativo y artístico”.
Los colores de la tierra
La carátula de Fragmentos de Rosario es una reproducción digital de
una pintura de 170×150 centímetros creada por el artista Marco Ripetti (1983),
quien ha realizado residencias y talleres en ciudades de Chile, Guatemala y
México y cuyo trabajo se ha enfocado en el muralismo y el arte público.
Una de las características de su creación es el uso de pigmentos minerales y
vegetales. “Los he recolectado en diversos lugares, desde el Desierto de
Atacama hasta la región de Aysén. Es una búsqueda que llevo hace años, en la
que he podido observar y recorrer distintos paisajes en conexión con sus
habitantes y en la que hemos recolectado colores a partir de suelos arcillosos
y rocas. En esta ocasión quise ocupar algunos provenientes de valles y
quebradas de Canela y Mincha, en la provincia del Choapa, y de San Pedro de
Atacama”, relata.
“Mi lectura de los poemas es que Rosario tenía un profundo anhelo de totalidad,
de sentirse parte del todo, que se refleja en sus metáforas.
Lo que propuse como
eje es el concepto de infinito: la pintura es el infinito encontrándose con la
finitud del paisaje, es el rayo de aurora que se confunde en medio del
crepúsculo al declinar la tarde, como dice el poema ‘Así quiero morir””,
concluye.
Fragmentos de Rosario fue presentado en la reciente Feria Pulsar,
que se celebró entre el viernes 6 y el domingo 8 de diciembre en la Estación
Mapocho.
El Cuarteto Vila interpretó la obra en vivo y el disco
fue uno de los seis títulos que Aula Records presentó con una
actividad en la que participaron los compositores Andrés Maupoint y Felipe
Chávez, junto a María Gabriela Olivares, cellista de la Orquesta Usach.


Más noticias
Daniel Alegre en el MAS de Santander, luz para la escultura
Es Baluard Museu convoca el segundo ciclo Art en pantalla
Segade participa en el ciclo Otros museos, otras miradas del MACA