octubre 26, 2025

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La magia del silencio, el viaje en el tiempo de Caspar David Friedrich

La magia del silencio. Florian Illies

La magia del silencio. Florian IlliesHace diez años Salamandra presentó el primer libro de Florian Illies en castellano, 1913. Un año hace cien años, un ensayo que, en la senda de los que Giuseppe Scaraffia ha dedicado a París y la Costa Azul, aunaba en cierto modo historia y crónica social al desvelar anécdotas que, en su conjunto, aportan información relevante sobre un periodo significativo, enhebrando las vivencias de políticos, artistas o escritores a quienes no habíamos imaginado, por alguna rigidez mental habitual, compartiendo días y lugares, a veces cafés, hoteles, teatros.

Illies, periodista alemán formado en Historia del Arte que fue redactor del suplemento literario del Frankfurter Allgemeine Zeitung y luego director del de Die Zeit y de la revista Monopol, y es uno de los responsables de un exitoso podcast de asuntos artísticos en su país, Augen zu, regresa en cierto modo a esos esquemas narrativos en su segunda obra, La magia del silencio, pero extendiendo su cronología y centrando su temática en el gran pintor alemán del XIX, cuya obra, trayectoria y fortuna crítica están estrechísimamente unidos al devenir de Alemania durante y después de su vida.

Articulando su texto en cuatro secciones correspondientes a los elementos de la naturaleza, el crítico desvela con datos y pormenores, pero sobre todo apelando a lo emocional para llevar al lector a su terreno, episodios significativos y apenas conocidos de la andadura del pintor. Profundizan en su personalidad -ensimismada como apunta el conocido retrato de Gerhard von Kügelgen, aunque Illies no deje de reseñar los momentos más plácidos junto a su tardía esposa Caroline Bommer- y en el sentido de su producción, casi siempre mística y en su momento muchas veces mal interpretada y menospreciada -veremos que con insistencia, incluso, por su admirado Goethe-, en los avatares de algunas de sus obras (muchas no nos han llegado, pasto de las llamas o de las bombas; otras no se libraron del robo, las identificaciones tardías e incluso del posible daño físico por algún no interesado al que hemos mencionado).

Hondamente religioso y amante de la cultura germánica y de los paisajes que rodeaban su ciudad y los de la sureña Dresde, donde residió buena parte de su vida, Friedrich apenas viajó, más allá de su formación primera en Dinamarca, pese a la insistencia de su amigo, el romántico noruego Johan Christian Dahl, para que acudiese a Italia. De hecho, apenas conoció parajes más allá de los que le brindaba Alemania del Este (razón por la que la RDA llegó a homenajearlo, paradojas), pero el mundo sí fue a buscarle a él: cualquier aficionado o probable comprador podía acudir a verlo trabajar a su taller, austero y limpio en línea con su carácter, salvo cuando pintaba cielos; entonces su mujer impedía la entrada, explicando que para él ese momento era una ceremonia espiritual -fue esa misma la razón de que se negara a captar las nubes para Goethe, cuando por fin recurrió a él queriendo que las representase como cirros, estratos y cúmulos, y no como creación divina-. Tampoco le hizo falta irse más lejos para mantener algún encuentro indeseado (con Napoleón, en la lejanía); más conveniente (con la aristocracia que lo admiró, y después emparentaría con los zares, y llevaría a Rusia sus composiciones) o neutro (con un Wagner aún casi desconocido, en los inicios de su trayectoria). Como en el caso del músico, el nazismo invocó su obra para ensalzar las raíces alemanas e introdujo láminas de sus paisajes en los bolsillos de los soldados; Rainer Maria Rilke lo alabó y Stalin lo odió, pero una vez asentados su prestigio y su influencia ninguno de estos episodios motivaron lecturas cortas de miras.

En este trabajo tremendamente ameno, compuesto a partir de esos cuatro elementos y de saltos en el tiempo, en una suerte de collage que permite al lector idear lecturas propias entre las partes, Illies profundiza en el diálogo íntimo que el artista mantuvo con la naturaleza y que explica por igual su vida que su pintura, nos adentra en su hallazgo de lo humano y lo sagrado en el paisaje, en los mensajes pietistas presentes en sus piezas… y también en lo que de la sociedad europea cuentan los avatares de su recepción, tremendamente cambiante; ninguno de sus lienzos carece de un pesado simbolismo pero Friedrich siempre caminó ligero de equipaje.

 

TÍTULO: La magia del silencio

AUTOR: Florian Illies

EDITORIAL: Salamandra

IDIOMA: Castellano

PÁGINAS: 236 pp

PRECIO: 24 euros

TRADUCCIÓN: Carlos Fortea

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